Esta semana fue aplicada la prueba Enlace en casi todo el país. Como cada año, la prueba trae a la discusión el tema de las formas y los usos de la evaluación y el OVE aprovecha para explicitar su postura. Aceptemos rápidamente que evaluar, en el sistema educativo mexicano es importante y necesario, pues muchos avances, problemas y vetas de oportunidad son visibles sólo a la luz de la información y los criterios que resultan de un ejercicio de evaluación. Ahora plantemos algunas preguntas de trabajo ¿son los exámenes estandarizados como PISA o en este caso ENLACE la mejor manera de evaluar el desempeño de los estudiantes y por extensión del sistema educativo? La respuesta directa es que no es la mejor manera para todos en cualquier momento. El debate especializado muestra que hay diversas maneras de evaluar; los exámenes de conocimiento estandarizados son unos entre tantos y, mientras pueden arrojar luz en algún aspecto no permiten ver otros, pues no “evalúan todo”, aunque la forma en que se hable de ellos sugiera lo contrario.
¿Por qué estas pruebas se han comenzado a usar en países como México? Hay razones educativas, de gobernanza, económicas y políticas. En México, durante mucho tiempo se observó una ausencia de referentes puntuales y confiables sobre, por ejemplo, el desempeño de los estudiantes. Además, parte de esas ausencias se vieron alentadas por prácticas de resistencia de sectores gubernamentales, sindicales y por un serio déficit del profesorado para desempeñar tareas consistentes de evaluación. Con la intensificación de los procesos de globalización y el predominio de agendas políticas transnacionales, las evaluaciones estandarizadas, que tienen mucho tiempo en el mundo, se colocaron como parte central de la agenda global de la educación. En su actual etapa, estas evaluaciones se proponen directa o indirectamente medir y comparar personas, escuelas y países y, con ello se constituyen, al mismo tiempo, en una herramienta de gobernanza del sistema de efectividad variable.
Aquí, el eje político económico se hace más claro. En los términos de la OCDE, promotor de la evaluación estandarizada y la comparación global, se afirma que la evaluación y el listado permite identificar qué países lo “están haciendo bien” y desde ellos identificar las mejores prácticas para ser adoptadas por otros países, integrantes o no de la organización. Pero recordemos que la OCDE se define a sí misma como una organización que defiende la democracia y la economía de mercado. Entre los países que la integran la competitividad es central, las medidas y contrastaciones representan algunos de los mecanismos para dilucidar las condiciones de competencia. México pertenece a la OCDE y desde hace mucho suscribe su agenda sobre la evaluación estandarizada. Así, en México esta forma de evaluar responde no sólo a una iniciativa educativa, sino a una forma específica de entender la evaluación en la definición de una agenda política y económica.
¿Por qué resisten la evaluación algunos actores educativos? Esta pregunta la contestaremos el próximo domingo en este mismo espacio.
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