Dr. Leopoldo Alafita Méndez[1]
IIHS-UV
Durante los días 16 y 21 de mayo del 2013, un grupo de profesores del Instituto de
Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV),
y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Golfo),
nos reunimos para reflexionar sobre el tema de la Reforma Educativa 2013 así como el contexto de
la enseñanza en México. El diálogo se propuso en dos sesiones bajo el formato
de Foro Público, que fue moderado por
el Mtro. Ángel Martínez Armengol, en la primera
reunión participaron el Dr. Saúl Moreno Andrade del Ciesas-Golfo, el Dr. Martín
G. Aguilar Sánchez, el Mtro. Manuel Reyna Muñoz y el Dr. Leopoldo Alafita
Méndez, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad
Veracruzana.
En esta primera mesa se abordó el tema Educación y Sociedad, vista desde el
proceso político que surge de la política educativa y la relación gobierno-sindicato.
Se habló de los límites que el coorporativismo en el país impuso al sistema
educativo y la manera en que el balance crítico gubernamental puso presión en
el maestro, poniéndolo de cara a la sociedad como el responsable de la baja
calidad educativa.
En estas intervenciones se tocaron
temas centrales que se han dejado de lado en la polémica nacional desatada por
la acción reformista y la defensa que el magisterio hace de algunas secciones
electorales, sobre todo, de los estados del sur del país. A continuación se
presentan algunas ideas que refieren a los asuntos abordados.
De inicio, se debe recordar la importancia
de los pactos de la Revolución Mexicana en la historia contemporánea del país;
contexto en el que se finca la formación de una cultura política y las formas
de intervención de las políticas sociales que sesgan y alteran sus perspectivas
originales; desde ese ángulo, se ve a la educación como parte de una
construcción ligada a la
Revolución Mexicana , proceso de largo plazo que ha sido
determinante en la articulación entre los distintos sectores sociales, los
diferentes niveles de gobierno y las entidades federativas.
En dicho proceso, en algunos aspectos
todavía vigentes, se influencian acciones de individuos o de grupos
dominantemente corporativos, trazando conductas y costumbres, en fin, cultura que
en la diversidad se mantuvo unificada por un sistema que logró imponerse en el
país. El establecimiento de esa institucionalidad subordinó los entramados que se
impusieron dominantes a partir de momentos en los que se definen sentidos
históricos, sociales, pactos, y se construye el Estado. Se procura el ejercicio
de la administración pública que dispone lógica, reglas sociales, en momentos
en que se construía la organización social. De ahí surgen los regímenes tan
heterogéneos, como resultó a fin de cuentas en México, el proceso de la Revolución Mexicana
y la educación pública de México.
La reproducción del poder político
que se heredaba se apoyó siempre en las bases sociales, se forma así una
familia revolucionaria, asegurándose su reproducción y consolidación. Se tejen
vínculos, redes y acuerdos entre los sectores sociales cuya organización matiza
formas de dominio, les da presencia en cada espacio social, acción que venida
desde espacios de decisión política o por algunos eventos, que imponen signos, que
definen el estilo de cada administración pública. Pero también facilita el
desarrollo de un sistema de administración política exitoso, porque demarca
derechos sociales de privilegio para sus clientes, exige flexibilidad y
negociación política, fidelidad a cambio de privilegios normalmente sujetos a
chantajes, que han subordinado al paso de las décadas la acción educativa, la
que fue fundamental en la construcción del consenso autoritario.
En ese proceso se establece una
lógica de la construcción contemporánea de políticas gubernamentales “públicas”
dirigidas a las masas de manera selectiva y sectorial, forma que señala la
manera en que se ha de operar. Así, algunos programas destacan formas de
ejecución política en donde lo aparentemente público, se convierte en acento de
operación gubernamental que privilegia a sectores de trabajadores, al atender
los intereses de sindicatos o agrupaciones que al no constituirse en políticas
públicas de carácter social general apenas superan lo privado; estas políticas
que distinguen a los sindicalizados de una y otra de las distintas
organizaciones conducen a diferenciar, por un lado, a los que tienen empleo, pero a las grandes
mayorías, a las que, por ejemplo, se les dan servicios educativos pero no se
libera de la exclusión social. El magisterio por su entendimiento y acuerdos se
revelan como una de las bases políticas en la que se fincó el modelo de
desarrollo político de la sociedad y del país.
La sociedad en México también es
resultado de la conquista de las masas de trabajadores por parte de un Estado
populista que promueve su organización y le otorga un papel que les permite
reproducirse en los límites de la estipulación, que a pesar de ser acciones
contrarias, sitúa a los dirigentes de su lado a través de estímulos monetarios,
cargos públicos, funciones laborales y la separación de la función original de
representar los intereses de sus representados.
El proceso político nacional como formación
y consolidación del sistema político pos-revolucionario, está íntimamente
ligado a la suerte de otros grupos sociales organizados: sindicatos diversos,
ligas campesinas, asociaciones de propietarios, logias, asociaciones profesionales,
comerciantes, ganaderos o transportistas, cuyos líderes comúnmente surgieron de
las propias bases participantes. Así, tenemos que los protagonistas principales
en la formación de la clase política de las regiones provienen de las
dirigencias de sectores de trabajadores organizados y otras organizaciones
sociales. Los vínculos entre ellos se establecen a partir de demandas de los
propios trabajadores y de manera inter-activa de respuestas gubernamentales,
proceso de fuerte vinculación en el que se cede a las dirigencias sindicales,
prácticamente, la administración de los contratos de trabajo, y el importante
poder que supone el manejo del ingreso laboral
En el monopolio del acceso al trabajo y el control de los
ascensos, así como la permanencia laboral, sin olvidar la cláusula de exclusión
como en el SNTE, garantizó disciplina y
colaboración, se aseguró, aunque no fue así siempre, que no habría sobresaltos
para la burocracia sindical, ni para la paz revolucionaria. De esa manera se
comprometen intereses específicos que se complementan en proyectos y acciones
inter-sindicales, y de carácter político electoral. Por otro lado, la
posibilidad de las élites para acceder y mantenerse en el poder fue en buena
medida mediada por la capacidad de responder a sus agremiados, así fuera solo
parcialmente, a las demandas o intereses de las bases sociales, aunque para
ello debían ser duchos en su gestión, eso estuvo siempre determinado por la
buena relación que se mantuviera con los distintos gobiernos quienes manejaban los
dineros y las concesiones; la enseñanza en las escuelas dependía de las
responsabilidades de cada maestro, lo prioritario para las burocracias, era su
sostenimiento y los encargos de la reproducción del sistema del partido.
Los dirigentes frecuentemente estuvieron en las cúpulas del
poder de la administración pública, en las cámaras y cuerpos edilicios en las
elites políticas, compartiendo con militares y empresarios. Los grupos sociales
locales fueron cada vez más activos, cada uno tras la búsqueda de sus propios
intereses, unos con más éxito que otros. La vida de las instituciones que
resguardaban las burocracias políticas, se impusieron a los personalismos
regionales, la dirección de la sociedad se consolidó en las burocracias
políticas, sindicales y los grupos económicos regionales. Esto fue lo que dio
larga vida al sistema político pos-revolucionario.
Ese afán de colaboración que jugaron las organizaciones
sindicales, el SNTE una de las cabezas, fue compensado también con el ingreso a
un sistema de privilegios que se le otorgaba al ingresar a la clase política
veracruzana, de modo que no solo se favoreció de manera indirecta a la
industrialización sino que también se colaboró en el desarrollo de la
estructura del sistema político, estableciendo un intercambio entre beneficios
a los trabajadores a cambio del apoyo a las políticas públicas y al sistema
electoral. Los líderes se constituyeron en dirigentes partidarios, recibiendo
puestos de elección popular y de la administración gubernamental, pero ya estaba
creado un sistema de disciplina, que aseguraba el funcionamiento de excluir a
los disidentes, lo que constituyó un sistema político de privilegios,
autoritario y con exclusión.
Un proceso social como el de México,
que se vive en esa lógica, propició que
sectores importantes de la población abandonaran o por lo menos dejaran
de pensar a los asuntos públicos como suyos, dudan que le corresponde
preocuparse en estos términos, por lo
tanto, se han desentendido de los asuntos de la representación social, de la
defensa independiente de sus intereses, de la resolución organizada de sus
propios problemas y demandas, al no hacerlo abandonaron la cuestión pública, y
al hacerlo, dejaron espacios libres para la acción de la representación del
actual sistema de partidos en donde dominan los que actúan con sus aparatos
electorales en una gestión deformada por los intereses de grupo, y que actúan
en todo momento con la mirada puesta en el beneficio de ellos mismos, ese es el
marco en el que el magisterio deja de hacerse cargo de responsabilidades, como
la importante tarea que tiene como objeto participar en dar sentido a su
materia de su trabajo, la enseñanza.
Si como vemos hasta aquí, nos
referimos a una sociedad que vive su cotidianidad en referencia a pactos históricos
todavía vigentes, en régimen de privilegios y con un sistema de representación
enajenado, para superar esto, las sociedades de distintas regiones, requieren
repensar su participación, gestión y formas de dialogar dentro de los sistemas
de enseñanza, en los límites que les son propios, se requiere redescubrir un proceso
sumamente exitoso e imaginar otros en los que la riqueza del maestro mexicano es
insospechada.
Al maestro se le ha robado ser un
agente social en el desarrollo de la civilidad, está en su mayor parte ligado a
las condiciones sociales de un Estado paternalista, que reparte a sus hijos, a
quienes considera siempre como menores, y les indica el camino. El destino
civil está resuelto, no deben preocuparse ni dilucidar rumbos, pues el sistema,
el partido y los gobiernos lo hacen en su nombre, así interpretaban su tarea.
Pero el modelo se agotó, el grado de desarrollo social que se alcanzó en
décadas fue escaso para unos, para las mayorías marginadas del pacto social no
hubo respuestas, no alcanzaba, las contradicciones afloraron, el Estado de
bienestar se mostró insuficiente, entró en crisis, y varios sectores sociales
producen movimientos de inconformidad. Y el propio Estado en aras de la
modernidad les echa encima una carga, que si no se entiende su dimensión y
todos los factores que intervienen, la reforma 2013 será un fracaso
gubernamental más.
Documento: Ideas públicas, 3, Aportación especial,
Junio de 2013.
Ideas públicas es una serie de documentos de
observación y análisis sobre temas de coyuntura, escritos y difundidos por
integrantes del Observatorio Veracruzano de la Educación. Su uso es abierto.
[1]
Este escrito resume algunas ideas
presentadas por el autor en su participación en el foro sobre Reforma
Educativa 2013; en números
subsecuentes de la serie Ideas públicas
se difundirán otras aportaciones
derivadas de dicho encuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario